Jaspers concibió tres formas fundamentales que retornan una y otra vez:
- Educación escolástica: dominante en la Edad Media, se limita a la reproducción de una materia fijada de una vez por todas, que es compendiada en formulas y dictada y comentada con facilidad.
- Educación magistral: conlleva la veneración sumisa de una eminente personalidad como autoridad indiscutible.
- Educación socrática: es donde se alcanza el más profundo sentido, pues en ella "no existe una doctrina firme, sino que impera el cuestionar ilimitado y el no saber en sentido absoluto".
La educación es una mayéutica, es decir, propicia el alumbramiento de las facultades en el discípulo y despierta en él posibilidades latentes, pero no las impone desde fuera.
Distingue entre la necesidad de una planificación particular y significativa y el infortunio de la planificación total, que termina por arruinar el carácter inalienable de la vida, del ser humano y de la verdad.
Jaspers no rechaza la planificación global, sino critica el falso espíritu de planificación que pretende abarcar lo inconcebible. Lo deja más claro con los siguientes ejemplos:
- Los niños deben adquirir habilidades y aprender conocimientos. (pág. 30)
- Los niños han de ser educados a tenor de sus disposiciones y capacidades. (pág. 32)
- La exigencia de que la escuela eduque a los niños para hacer de ellos miembros útiles de la comunidad. (pág. 33)
La educación se consuma en la tensión entre pasado, presente y futuro.
"La educación entra en crisis cuando: la sustancia del todo, puesta en cuestión, se encuentra en disolución"
Perspectivas: revista trimestral de educación comparada (París. UNESCO: Oficina Internacional de Educación), vol. XXIII, nº3-4, 1993, págs. 769 - 788
Las ideas de Jaspers me hacen reflexionar sobre la educación y considero que es: una práctica social transformadora que coadyuva al perfeccionamiento del otro, "desde la cuna hasta la tumba". Los seres humanos existimos para ser perfectibles y trascendentales.
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